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Miércoles, 9 de agosto 2017, 00:14
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Desde que Luis XIV de Francia proclamó el Tokaji «rey de los vinos», la realeza europea y los enófilos han rendido tributo a los primeros vinos dulces de uva botritizada (llamados 'aszú') elaborados en el mundo. Y aún así, la región de Tokaj-Hegyalja, una de las seis únicas del mundo declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y a dos horas de carretera desde Budapest, es un territorio virgen para el turismo; un entorno rural idílico de llanuras y colinas, viñedos, campos de cereal y bosques, bañado por el río Tisza, y una comarca conformada por 28 pueblos, algunos anclados en el tiempo, donde se pueden visitar desde bodegas familiares de origen medieval (centenares de ellas excavadas en la piedra) hasta la mítica Oremus, perteneciente al grupo español que posee Vega Sicilia, y donde se produce el vino dulce más cotizado del mundo.
Con 5.000 hectáreas de viñedo y el ‘aszú’ como buque insignia, en la región se elaboran también vinos secos y semidulces con distintos procedimientos. La bodega Oremus, imprescindible, ofrece visitas guiadas en español con cata de 5 vinos (20 €). Contacto: Bajcsy-Sz. ut. 45, (Tolcsva). Tel.: +36 47384505. www.vega-sicilia.com.
Pueblos que parecen sacados de cuentos, como Hollókö o la capital de la comarca, Tokaj; rincones como Hercegkút, con colinas llenas de bodegas-cueva; o las centenarias casas-bodega de Zsolyomka (en la imagen superior), bien merecen una visita. A favor, la sensación de descubrir sitios.
En la región se practica la cocina húngara tradicional (sopa goulash, pörkölt o estofado con pimentón, empanados, asados...) con muchos platos de pescado de río debido a la proximidad del Tisza. También hay que probar los quesos y embutidos, los dulces (bollos y hojaldres con requesón) y los excepcionales vinagres.
El turismo está poco desarrollado en la zona y es mayoritariamente nacional. Cuesta trabajo tropezarse con grupos de turistas y los precios son baratos en restaurantes y hoteles. En contra, una planta hotelera sin desarrollar y la dificultad del idioma, aunque se puede recurrir a tours guiados a algunas de las bodegas más afamadas.
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