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En los últimos meses hemos asistido a la presentación de tres estupendos libros de recetas de cocina tradicional malagueña, uno del periodista Fernando Sánchez, que compila más de un centenar de versiones de gazpachuelo, otro de la Asociación Vida Activa con recetas de El Palo y Totalán, y otro del chef Samuel Perea, que rescata memoria y platos de 103 abuelas de otros tantos pueblos de la provincia. En Torremolinos se acaba de editar un interesante folleto con recetas marineras, y de nuevo en El Palo, la bloguera de estirpe marenga Toñi Sánchez prepara otra compilación de recetas comentadas.

También en estos meses ha visto la luz la tercera edición (ampliada) del clásico 'Cocina popular de Málaga' de Fernando Rueda. Hace 30 años, quien quisiera investigar o conocer recetas tradicionales malagueñas podía recurrir a muy pocas obras, la mayoría firmadas por el abogado y académico de la gastronomía Enrique Mapelli, una de las primeras personas que trató de remediar la pérdida de un patrimonio que hasta pocos años antes se había mantenido vivo por la práctica cotidiana y la transmisión entre generaciones, pero que entonces ya empezaba a olvidarse.

La proliferación de publicaciones; proyectos como el de El Palo o como la asociación La Alacena del Corralón, que recupera y transmite las recetas características de los corralones de la Trinidad y El Perchel y, sin duda, la acción aglutinadora y visibilizadora de Sabor a Málaga, que se amplía a los productores, proveedores de una materia prima 'sine qua non', son vitales para la preservación de esta memoria. La clave para que se devuelva al ámbito doméstico la práctica de esta cocina mediterránea, saludable y de temporada, está no solo en promover la introducción de enseñanzas teóricas y prácticas en el sistema educativo, sino en actualizar las recetas y facilitar su preparación utilizando los medios actuales y teniendo en cuenta las tendencias y gustos vigentes. La cocina tradicional es por supuesto memoria, nostalgia e identidad, pero, para que continúe viva, tiene que ser practicada con los usos y adelantos del siglo XXI.

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